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Pocas personas son las únicas responsables de las decisiones que toman. Quien crea que sí es el único/a responsable de su toma de decisiones, desde estas líneas tenemos que advertirle que:
El proceso de toma de decisiones viene influido, de una u otra manera, por nuestro entorno, nuestros condicionamientos sociales, nuestros sistemas de creencias o, en la actualidad, por el neuromarketing y el sesgo cognitivo producido por los medios de comunicación.
Además, en el interesante artículo sobre el inconsciente, vimos como el Inconsciente es quien toma la mayoría de nuestras decisiones (el 95% de ellas) y quien nos hace decantarnos por una opción o por otra, según su propio criterio.
En ocasiones tomamos una decisión sin una razón lógica aparente).
Pero todos y cada uno de nosotros somos responsables de las decisiones que tomamos, independientemente de qué o quién nos indujo a tomarlas.
Y nuestras decisiones provocan lo que nos ocurre en nuestra vida, para bien o para mal. Creemos que nuestras decisiones son estrictamente nuestras, pero tanto las decisiones importantes, como las más triviales de nuestro día a día, vienen impuestas por nuestro inconsciente, sin pasar por el filtro del consciente.
Así que hay que estar atento a qué decisiones son propiamente nuestras y qué decisiones provienen del inconsciente-malo, o del inconsciente-bueno.
Hacer caso a uno u otro depende de ti, puesto que tus pensamientos determinan tu nivel de felicidad.
Haz la prueba:
Los pensamientos que tienes, afectan a tu toma de decisiones
Las decisiones que tomas, afectan a tu realidad cotidiana
La realidad que te rodea, afecta a tu nivel de felicidad
- Nuestro estado físico: resultado de nuestro estilo de vida. Cuanto mejor estemos, más energía tendremos para desear hacer cosas nuevas, que son las que nos aportan energía.
-Las circunstancias en las que hemos nacido y crecido:nuestro entorno será vital como "imitadores de adultos" que somos de pequeños. Copiar patrones erróneos no beneficia a nadie.
- Los condicionantes sociales como la religión la culpa o el remordimiento del pecado), o la sociedad (lo que está bien visto y lo que no), marcan nuestro grado de libertad personal. Nuestra propia auto-censura, a veces positiva y a veces limitadora.
- Las ataduras familiares: que condicionan lo que podemos hacer, o a donde podemos (o no podemos) ir. Familiares a cargo, enfermedades, celebraciones familiares "inexcusables".
- Nuestras relaciones sexuales: (o la ausencia de éstas) marcan nuestro nivel de felicidad y satisfacción con nosotros mismos y con nuestro entorno.
- Nuestro nivel económico: que nos permite desarrollar mucho, poco o nada, nuestra autorrealización personal.
- Nuestro nivel de espiritualidad: que nos proporciona herramientas para lidiar mayor o menor fortuna contra las pérdidas graves en nuestra vida o conseguir fuentes de energía que nos llenen por completo el vacío existencial.
- El voluntariado social: que lo practiquemos o no, dice mucho de nosotros y nos permite gestionar nuestro sentimiento de pertenencia a una comunidad. Los taoístas dicen que las personas se engañan al sentirse mejor cuando ven que existen otros que están "peor que ellas", pero en la práctica ayuda a fomentar la compasión. Gurdjieff llamaba a eso "amortiguadores", (cosas que nos consuelan y aunque no proporcionan la paz interior, ayudan a sentirse afortunado/agradecida).
¿ESTAMOS PROGRAMADOS PARA CREER QUE ACTUAMOS COMO UN SER LIBRE?
"Ni el mayor determinismo puede al hombre impedirle creer que actúa como si fuera un ser libre" - Georg C. Lichtenberg
Sumemos a todos esos condicionantes limitadores anteriores, el poder de la sociedad de consumo, la sed insaciable de atesorar cosas materiales.
La influencia que, sobre nosotros mismos, tiene el inconsciente, dicta las decisiones que otros nos obligan a tomar por nosotros.
De este hecho son muy conocedores las marcas comerciales, que nos bombardean diariamente con miles de impresiones publicitarias en nuestro inconsciente. Nadie puede escapar a ese bombardeo...
Este bombardeo debilita nuestra fuerza de voluntad, nos secuestra nuestra "atención", e influye poderosamente en nuestras decisiones de compra, como bien conoce el neuromarketing.
"El resultado directo de esta locura es una carrera interminable hacia ninguna parte, una búsqueda incesante de placer, una huida permanente del dolor, y una ignorancia que acaba desinteresándose del 90% de nuestra experiencia. Y luego nos preguntamos por qué la vida nos parece tan chata cuando lo que no funciona es este sistema - B.H. Gunaratana
Lo prioritario hoy en día no es "ser", sino "tener".
"Si no tienes, no eres nadie", cuando debería ser, "Cuanto menos necesites, más libre serás"
No es más rico quien más aparenta, sino quien menos debe... Por lo tanto, debes conocer tu propia relación con el dinero...
"La importancia que tendrá el dinero en tu vida, dependerá proporcionalmente, no de lo que ganas, sino de lo que necesitas para vivir en cada momento de tu vida"
Antes de comprarte ese coche que crees que necesitas para mantener tu status social, o ir al banco a firmar esa hipoteca de por vida de esa casa o segunda residencia, (o alquilar NETFLIX), piensa por un momento si lo necesitas verdaderamente.
Esa puede ser la diferencia entre ser libre y feliz, o depender de un trabajo que no te realiza y te provoca infelicidad.
"Ha quedado claro que el progreso exterior por sí solo, no puede aportar paz mental" - DALAI LAMA
Desde los anuncios de juguetes de nuestra infancia, crecemos en una sociedad de consumo que nos programa día a día para ser personas ávidas de cosas externas. Ello nos provoca hambre y sed constantes de novedades exteriores en nuestra vida, pero eso nunca nos permite saciarnos de esa hambre por "tener" en lugar de intentar "ser" nosotros mismos.
Imáginate un día que estuviste de vacaciones en otra ciudad. A la hora de comer te entró hambre, pero todos los restaurantes estaban llenos de turistas y tú no habías hecho reserva. El hambre se estaba apoderando de ti y la desesperación por comer ya casi te estaba quitando la capacidad de razonar. Nos ha ocurrido a todos.
Ahora imagina esa misma punzada de hambre por tener (no por ser) siempre presente, hasta niveles nunca saciables. Eso es consecuencia de esa Sociedad de Consumo (la que nos consume).
En palabras del sociólogo y escritor Javier Melloni:
"Se trata de alcanzar el equilibrio adecuado entre la satisfacción (del deseo) y la renuncia, para no caer en ninguno de los dos extremos: Ni en una saturación que incapacite para saber abstenerse (cuando convenga), ni en una frustración excesiva que provoque una permanente ansiedad de vacío y desamparo. Ni bulimia ni anorexia.
La paradoja de nuestra llamada Sociedad del Bienestar consiste en que no ha atenuado el deseo (de poseer) ni ha calmado la ansiedad. La abundancia no ha detenido la compulsión [...] sino que la excitado. Un sistema basado en el capitalismo, vive de la exacerbación del deseo mediante una provocación y una estimulación constantes"
Así pues, creemos en el libre albedrío como en lo más sagrado que disponemos, pero un vistazo rápido a nuestra vida es suficiente para darnos cuenta de que vivimos inmersos en el mayor de los determinismos.
Por ejemplo: ¿en vacaciones de Navidad... hacemos lo que queremos? ¿Eres libre de irte donde quieras?¿Puedes salir de tu "Zona de confort"?, o, por el contrario, ¿tienes toda una serie de obligaciones y compromisos?
"Te quedas sentad@ en una cajita con la tapa bien pegada.
Sin experiencias, sin lecciones, sin vida. Las cajas pueden ser cómodas. He pasado algún tiempo en ellas yo misma. Pero no importa lo acogedora que la hagas, una caja sigue siendo una caja"
Melody Beattie, "Más del Lenguaje del Adiós"
EL ARTE DE HACERSE PREGUNTAS...
¿Te has parado nunca a pensar cual es la razón por la que existe tanta insatisfacción a tu alrededor?. Sea cual sea el status social de las personas que encuentras en tu vida, por norma general están insatisfechas, (quizá empezando por ti mismo), con sus vidas, con sus parejas, con su trabajo o la falta de él, con la relación que tienen con sus padres, hijos, hermanos, etc…
¿Por qué nos complicamos la vida? con estudios que no nos motivan, con trabajos que odiamos, con parejas que no son como esperábamos, amantes que no satisfacen nuestras necesidades, u obligaciones familiares (impuestas externamente o auto-impuestas) que nos ahogan...
Hay muchas maneras de morir, y una de ellas es no afrontar los propios miedos e insatisfacciones por temor a ser lastimad@. Esa es una manera sutil de "muerte en vida".
CONCLUSIÓN:
Todo lo anteriormente expuesto solo puede significar una cosa, las personas NO SOMOS LIBRES de tomar nuestras propias decisiones.
Aunque disponemos de libre albedrío para tomar las decisiones que más nos favorecen, pocas veces lo utilizamos para dicho fin.
Quizá sea debido a que hemos confundido hacer lo que más conviene a nuestros intereses, con un sentimiento de culpa mal entendido que nos hace creer que somos egoístas por intentar conseguir lo que nos merecemos... SER FELICES
En el mismo momento en que experimentamos el sentimiento de auto-culpa por atrevernos a intentar conseguir lo que realmente deseamos, otras personas (con menos perjuicios que nosotros), nos tienen exactamente donde quieren.
EL AUTOR: Luis Boleda es el coordinador espiritual de FELITIA GLOBAL COACHING®, instructor en Mindfulness y autor del libro "La Wifi de Dios"
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