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Los trastornos del comportamiento sexual, afectan negativamente el disfrute libre de una vida sexual sana. La práctica sexual saludable no deja secuelas psicológicas de ningún tipo, pero no puede decirse lo mismo de los trastornos de hipo o hiper-actividad sexual.
En el campo de la actividad sexual en todas las edades, el equilibrio viene dado por permanecer en el centro de una cuerda en cuyos extremos se encuentran la falta de deseo sexual (hipoactividad) y la hiperactividad sexual (ninfomanía o satiriasis).
Tan malo es no tener ningún tipo de relaciones sexuales, como vivir totalmente dependiente de ellas. En relación a la estabilidad psíquica, la falta de deseo sexual no es ningún problema si se vive solo. Es una opción personal tan libre como todas. El problema es cuando la persona afectada vive en pareja.
En ese caso, la sexualidad vivida desde el trastorno hipoactivo, tiene dos problemas principales:
1. Tiende a causar remordimientos y estrés en quien la sufre. Las conductas evitativas requieren un esfuerzo para huir de tu pareja en el momento en que ésta te hace partícipe de sus necesidades no-cubiertas, y eso es un estrés contínuo para evitar tocarla, la persona afectada de hipoactividad deja de abrazar/besar, tiende a no demostrar cariño físico, "para que no salte la chispa sexual".
2. Secuestra la vida sexual de la pareja: Si tú no quieres/puedes tener sexo, eso influye en la libertad de tu pareja de experimentar una sexualidad sana. Ya no es sólo una persona la que tiene un problema sexual, son dos.
Los trastornos en los comportamientos sexuales, afectan la opinión que nosotros tenemos de nosotros mismos y afectan a nuestro entorno, degradando nuestra calidad de vida y provocando conflictos de pareja de difícil gestión y tratamiento.
HIPOACTIVIDAD VS HIPERSEXUALIDAD
Estos dos trastornos, la adicción al sexo (o ninfomanía/satiriasis), y el déficit de deseo sexual, marcan la actividad sexual de las personas del siglo XXI, tanto en la sociedad occidental como en la oriental, (por ejemplo en Japón las personas están renunciando al sexo con seres humanos debido al ritmo de vida y a la dificultad de interrelaciones sociales con personas del otro sexo).
En China las mujeres alquilan novios para fin de año chino y así no pasar la vergüenza de tener que admitir delante de sus padres y de la sociedad que son "singles".
En las próximas líneas veremos como nuestro ritmo de vida, el estrés, la falta de comunicación, la insatisfacción con la pareja, provocan que nuestro comportamiento sexual se vaya decantando hacia estos dos extremos en función del tipo de personalidad que se posea.
Tanto la hipersexualidad, (la adicción al sexo), como la hipoactividad sexual (TDSH o falta de deseo) son los extremos de esa cuerda en cuyo centro está un equilibrio sexual sano y, nunca mejor dicho, deseable.
El TDSH oficialmente se define como “deficiencia o ausencia de fantasías y deseo de actividad sexual”
Este trastorno se da en mujeres cada vez más jóvenes, y también está aumentando cada vez más en hombres. Muchas parejas relativamente jóvenes confiesan que dejaron hace tiempo de tener relaciones sexuales frecuentes.
Este trastorno puede presentar los siguientes síntomas:
♥ Reducción significativa en la frecuencia de los pensamientos sexuales.
♥ Una disminución notable en las ganas de iniciar la intimidad.
♥ Esquivar los intentos de la pareja para tener relaciones sexuales.
Generalmente la falta de deseo sexual es debida a 2 tipos de causas globales:
A. CAUSAS PSICO-SOCIALES: de las que hablaremos en este artículo"Falta de deseo sexual: ¿todo está en la mente?"
B. CAUSAS MÉDICO-ORGÁNICAS
- Bajos niveles de testosterona
- Dolor durante el coito (DISPAREUNIA).
- Aumento de prolactina (después del parto).
- Hipotiroidismo
- Los medicamentos, sobre todo los antidepresivos, para el colesterol, los betabloqueantes, y algunos utilizados para la hipertensión, la próstata, etc.
- Evidentemente, trastornos psicológicos como la ansiedad pueden hacer muy difícil concentrarse en las relaciones sexuales.
- El descenso de niveles hormonales relacionados con la andropausia en el hombre o la menopausia en la mujer, afectan definitivamente a la carencia de deseo sexual.
- Extirpación de ambos ovarios.
- Sequedad vaginal.
- Incomodidad con el propio cuerpo debido a enfermedades o condiciones físicas tales como padecer o haber padecido cáncer de mama, el embarazo, la diabetes, la incontinencia urinaria, trastornos autoinmunes o esclerosis múltiple.
CAMBIOS EN EL ASPECTO FÍSICO
(PROPIOS O DE LA PAREJA)
Evidentemente si una persona se ha emparejado con otra no es sólo por su intelecto o por compartir intereses comunes... el físico también cuenta.
Aún antes de saber si esa persona es compatible contigo, tu inconsciente analiza los rasgos físicos de la persona candidata a potencial pareja y los coteja con tus prioridades estéticas.
Si salta la chispa, significa que físicamente existe una atracción física muy fuerte entre dos personas. El resto ya irá llegando a su tiempo. El intercambio de saliva provocará que los respectivos laboratorios químicos internos de la pareja trabajen buscando compatibilidades genéticas, (y las incompatibilidades) y, unido a la afinidad entre los gustos e intereses individuales, harán que la pareja sea viable o no.
Independientemente de algún desorden hormonal o endocrino, mantener el mismo aspecto que inicialmente provocó que tu pareja se fijara en ti, (en la medida de lo posible) es el primer paso para que la vida sexual conjunta tenga una buena salud. Aceptar los cambios inherentes a la edad no significa dejar de cuidarse por dentro y por fuera.
Ya es suficientemente difícil “mantener viva la llama de la pasión”, como para que además, un miembro (o los dos) de la pareja, “se dejen”, (expresión muy benevolente que se puede traducir como “ha engordado puesto que ya no le preocupa lo que los demás (y sobre todo su pareja) piensen acerca de eso”.
Si exteriormente ya no aparentas ser la misma persona, ya sólo hace falta algún ligero cambio de personalidad (irritabilidad, mal humor, carácter agrio, sumisión, sometimiento, pérdida de valores) para conseguir ser literalmente “otra persona”.
La mayoría de las veces el cambio es a peor, y el cambio físico y psíquico o psicológico es tan drástico, que aunque tu pareja no se atreva a decírtelo para no herir tu sensibilidad, si te hubiera conocido en tu presente actual, seguramente no te miraría dos veces.
Coge el álbum de fotos de tu boda, o los primeros días que empezaste a salir con tu pareja, y mírate en un espejo. Si has cambiado mucho, no tan sólo es una falta de respeto a tí mismo, sino incluso una falta de respeto a tu pareja.
Si tus dos “yos” no coinciden en por lo menos un 75%, empezarás a entender muchas cosas de tu vida sexual. Y eso tanto si eres hombre como si eres mujer, aunque es menos probable que los cambios más drásticos se produzcan en mujeres, puesto que la presión agobiante de la sociedad actual con el aspecto físico las mantiene más “en forma”.
Aunque las mujeres tienen el hándicap de tener hijos, verdadero “terremoto” hormonal y estético, porcentualmente hablando tienen más fuerza de voluntad y se preocupan más por conocer las amenazas que pueden afectar su salud.
Entre ellas, la obesidad, precursora directa de la diabetes y del Alzheimer.
En una encuesta reciente se hizo un seguimiento a hombres y mujeres pertenecientes a las nuevas generaciones de jóvenes a lo largo de 10 años. Los resultados confirmaron lo que se temía. Mientras que los hombres engordan de media unos 8 kilos, las mujeres prácticamente no sólo no engordan sino que adelgazan unos gramos.
Así que ya sabes, si quieres seguir disfrutando plenamente de una vida sexual sana en pareja y que nada de lo que hagas se convierta en una obligación, procura no “dejarte”, (no sea que “te dejen”).
Principalmente puede provocar deterioro de los factores relacionales con la pareja:
. Enfriamiento paulatino de la relación (baja oxitocina "hormona del abrazo").
. Depresión, estrés, mal humor agriamiento del carácter).
. Tendencia a criticarlo todo por sistema.
. Cambios en el carácter, falta de respeto a la pareja.
. Alejamiento paulatino de los miembros de la relación.
. "Secuestro" de la sexualidad de la pareja.
. Entrada de terceras personas.
. Ruptura de la relación.
Dejando de lado los supuestos afrodisíacos que pueden solucionar el problemas de forma temporal, como la maca andina, o la viagra, si las causas son psicológicas o de profundo arraigo en la relación de pareja, se precisará un mediador especializado en terapia de pareja, un sexólogo/a o psicoterapeuta-psicólogo, sin descartar algún medicamento como administración de testosterona o antidepresivos psicoactivos que se vinculen al incremento de la libido.
Extracto del comentario del CEO de una empresa farmacéutica especializada en medicamentos correctivos de la falta de deseo sexual:
“Se sabe que a medida que la mujer envejece, cuando pasan sus años reproductivos, tiende a haber una reducción en la libido en general. En el pasado, esto no generaba un problema porque los hombres experimentaban también esa reducción debido a trastornos como la disfunción eréctil. Pero ahora los fármacos como el viagra han "rescatado" a los hombres y éstos quieren continuar con sus relaciones sexuales en edad avanzada. Así que el verdadero problema es esta desconexión entre el aumento de deseo sexual en el hombre y la falta de deseo sexual en la mujer. Y el objetivo que pretendemos con algunos fármacos es tratar a las mujeres que sienten angustia por esta falta de líbido y cuyas relaciones están sufriendo a causa de ello”
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