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Aunque nadie haya secuestrado tu sexualidad, o tú no le has secuestrado la sexualidad a nadie, es bueno que sepas cómo detectarlo a tiempo, y evitarlo conscientemente antes de que la cosa vaya a mayores.
¿EL FIN DEL DESEO SEXUAL?
En las relaciones de pareja, la comunicación pasa por diversas fases. Pero es fácil que llegue un momento en que las relaciones sexuales se estanquen, o lo que es peor, se vayan espaciando en el tiempo hasta desaparecer por completo.
Si aún no es tu caso (o ahora no tienes pareja), es aconsejable que guardes este documento por si llegas a necesitarlo en el futuro.
NO EXISTE UNA SOLA CAUSA
Las causas de que haya terminado el sexo frecuente con tu pareja, no tan solo se corresponden a un descenso en el deseo sexual, incluso puede darse el caso de que continúe existiendo ese deseo.
Pero existen otras variables implicadas que dan como resultado una ecuación en la que invariablemente se contempla una disminución del número de relaciones sexuales o su total desaparición.
Si desaparece la relación sexual plena, ese hecho significa que habrá desaparecido el 40% (o más, dependiendo del impacto en cada miembro de la pareja), de la riqueza de la relación. Eso hace muy difícil que dos personas sigan su proyecto en común, y que puedan enriquecerse mutuamente. La pareja puede que sobreviva, pero no es lo mismo sobrevivir que vivir.
Entraremos en algunas de ellas con el fin de concienciar de que, además de un posible descenso del deseo sexual, hay otras implicaciones de las que no se habla habitualmente.
Siempre hay una o varias razones para explicar la desaparición del deseo, (psicológicas o fisiológicas) pero esas razones no pueden convertirse en "excusas". Identificarlas con la ayuda de un/a profesional sexólog@, nos ayudará a entender la multicausalidad del problema, y solo así podremos poner remedio.
"Cuanto menos se hace, menos ganas se tiene de empezar otra vez"
Una vez ocurre ese estancamiento y ese celibato (forzado o deseado) es muy complejo y difícil que las cosas vuelvan a ser como antes. Así pues, a poco que quieras conservar la relación sin hipocresía, es bueno tener ese dato en cuenta. Pueden contemplarse dos escenarios en el deseo sexual de la pareja:
ESCENARIO 1: dos velas off
Se trata de una relación de pareja, y una pareja es cosa de dos.
Es posible que por la inacción y la falta de intimidad sexual, las dos velas que representan el deseo sexual se hayan apagado a un tiempo.
O sea, que ninguno de los dos miembros de la pareja sienta interés en reiniciar sus relaciones sexuales conjuntas.
En ocasiones existen causas físicas (fisiológicas) que provocan ausencia de relaciones sexuales. Las mujeres sufren la menopausia o desórdenes hormonales que provocan un deseo hipoactivo (bajo deseo sexual).
También existen causas psicológicas que pueden afectar al deseo en el mundo de la pareja. En otras ocasiones, son los hombres los que se sienten invadidos por el miedo a la decadencia física y, en consecuencia, sexual (miedo a "no cumplir" en la cama).
Sea como sea, si la relación de pareja es estable y duradera en el tiempo, y la falta de sexo perdura, el hombre puede entrar en un periodo de apatía, de baja creatividad (baja energía), e incluso puede llegar a ser reactivo a los cambios producidos en la sexualidad de su pareja, llegando a desaparecer su propio deseo.
Por decirlo de otra manera, puede que aparezca en ambos una menor receptividad a elementos o situaciones que anteriormente despertaban el deseo sexual.
Si las dos velas se han apagado y ninguno de los miembros de la pareja tiene interés en encender la vela de la pasión de nuevo, es posible que esa situación sea compatible con una relación de pareja estable y que no represente absolutamente ningún problema para ninguno de los dos.
"El sexo se acabó y ya está bien así"
A menudo aparece un discurso de aceptación-resignación que es en sí mismo, perverso. Sobre todo cuando la disminución del deseo sexual se percibe como parte de un proceso natural, (la crianza y educación de los hijos, el cuidado de los padres, las preocupaciones laborales y económicas, o la edad sirven de excusa para no mantener una frecuencia sana de relaciones sexuales).
ATENCIÓN: Entender este proceso como "natural", puede conllevar un conformismo malentendido, que no debería serlo, puesto que, con el abrazo sexual, desaparece una parte importante de la consolidación de la relación (oxitocina). Y quizá crea un malentendido letal, (un miembro de la pareja puede creer que al otro ya no le interesa el sexo y "buscarse la vida", cuando puede que esa creencia no se corresponda en absoluto con la realidad).
"Cuando acariciamos una piel queremos acariciar el deseo que despierta nuestro propio deseo en el otro. Una persona que no se calienta, no nos calienta" - Dalmiro Sáenz
No sentirse desead@ es el punto de partida en que se entra en decadencia sexual o en el secuestro de la sexualidad por parte de la pareja, lo que provocará de forma invariable a medio plazo, la separación o la entrada de terceras personas en la relación.
ESCENARIO 2: una vela off
Como acabamos de ver, puede ser que, por una variedad de motivos, se haya apagado sólo una de las dos velas, con lo cual la otra persona tendrá su sexualidad completamente secuestrada por su pareja.
Evidentemente la sexualidad es una fuente de placer, pero el acto sexual también puede representar un medio que tiene esa persona para expresarse creativamente, o es su forma de demostrar amor, o puede que sea una necesidad ESENCIAL no cubierta (llamada pulsión "drive" en inglés), algo que esa persona necesita sí o sí, y que si no tiene, su energía vital terminará por consumirse).
Pero ya sea por vergüenza o por una mala capacidad comunicativa, (o porque se auto-reprimen debido a su educación restrictiva), nunca se lo confesarán a su pareja.
El silencio como un manto que lo envuelve todo.
El problema es que ese manto de silencio solamente esconde el malestar debajo de la alfombra, no lo elimina de la ecuación
Por ejemplo, existe una proporción de población femenina que se vuelve más sexual entrados los 40, momento en que se redescubre sexualmente, disfruta plenamente de su sexualidad como nunca, y le aparecen necesidades que anteriormente no tenía.
Esto puede crear un efecto negativo en la pareja, pues el hombre puede sentirse de repente agobiado con la exigencia y ponerse en duda su rendimiento sexual, acarreándole una ansiedad de rendimiento que le pueda bloquear y que prefiera no exponerse al “examen”, utilizando conductas evitativas del sexo.
Esas mujeres (u hombres) nunca les dirán a sus parejas que, queriendo o no, les están secuestrando su sexualidad, su motor, su forma de expresión profunda, de consuelo humano, y poco a poco la desaparición de su pasión, su manera de proporcionar afecto, hará que vayan marchitándose, secándose. El sufrimiento que esta situación provoca es inmenso.
EL SECUESTRO EN EL TIEMPO
Si el problema de comunicación persiste y la falta de sexo se cronifica, para solucionar su necesidad no-cubierta, esas personas pueden tener que elegir entre 4 alternativas, y sólo una es positiva para la pareja.
a. INTENTAR CAMBIAR LA SITUACIÓN: aconsejar a la pareja que vayan juntos a un terapeuta sexual. A lo que si la pareja se niega con la frase "Yo no tengo ningún problema", solo se agudizará el dramatismo de fondo, añadiéndole al secuestro de la sexualidad, la incomprensión, la falta de empatía por el momento angustioso que vive la persona secuestrada.
b. INTENTAR ACEPTAR LA SITUACIÓN: realizando un gran esfuerzo por amor, el/la secuestrad@ intenta vivir sin sexo. Eso puede ser una situación temporal, pero si se prolonga lo suficientemente en el tiempo, a esa persona ya solo le quedarán dos opciones:
1. HUIR DE LA SITUACIÓN: la desesperación misma por la falta de intimidad sexual llevará a la persona a la que han secuestrado su sexualidad a levantarse todas las mañanas con el sexo clavado en la cabeza. Esa situación insostenible termina cuando decide que ya ha llegado el momento de separarse de una persona que no le aporta nada en el terreno sexual, o;
2. ENGAÑAR A LA PAREJA: quizá aún quede un rescoldo de amor, quizá hayan niños (o una hipoteca) de por medio. Quizá sea una válvula de emergencia de una olla a presión, un periodo de tiempo concreto para aumentar la autoestima y recordar qué se siente al ser amad@ físicamente.
Hemos puesto ésta última opción en rojo intenso puesto que la condicionante de engañar, conlleva un sentimiento de traición al otro, (pero también a un@ mism@).
Esa falta de coherencia es la que que hace la opción 2 inevitablemente peor para ti y para la relación que la opción 1. Y además, las más de las veces engañar a la pareja solo sirve para postergar lo inevitable: la separación.
CONCLUSIÓN: si te ves reflejado/a con el contenido del artículo, te aconsejamos que, si quieres seguir conservando la relación de pareja, no te conformes con la situación de secuestro, o intenta dejar de secuestrar sexualmente a tu pareja.
Recomendación: si sientes amor y cariño por tu pareja, intenta la opción a, insistiendo si es necesario una y otra vez en una intermediación externa que pueda discernir la causa real del problema, o es algo que cambió en ti sin darte tú mism@ cuenta en algún momento del pasado.
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