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Inmediatamente después del cuerpo físico en importancia para buscar el equilibrio personal, nos encontramos el cuerpo mental.
Nuestro equilibrio en el cuerpo mental dependerá en cierta medida, de nuestra voluntad para encontrar tiempo para alimentarlo.
Durante el día todos encontramos tiempo para alimentar nuestro cuerpo físico. Bebemos, comemos, y procuramos hacer ejercicio.
¿ALIMENTAS TU MENTE?
Con nuestro cuerpo mental ocurre todo lo contrario, nos estresamos:
- Vivimos preocupados anticipando futuros poco halagüeños (o recordando situaciones angustiosas de nuestro pasado/lamentándonos de lo perdido.
- Discutimos agriamente con empleados y familiares, acatamos decisiones controvertidas de nuestros jefes.
- Compramos artículos innecesarios de forma compulsiva.
- Somos presionados por nuestros padres y por nuestros hijos.
- Buscamos la satisfacción inmediata con todo tipo de adicciones (como drogas, fumar, beber, comer comida basura...).
- Criticamos a nuestra pareja, juzgamos continuamente a todo el mundo, o apagamos la creatividad de nuestros hijos de forma inconsciente...
Nunca estamos dónde nos gustaría estar, nunca hacemos lo que nos gustaría hacer.
Sin hablar de los temidos trastornos de la personalidad o peor aún, de enfermedades mentales graves.
Nada parece mitigar nuestro eterno sentimiento de insatisfacción.
La alimentación del cuerpo mental pasa primero por conocerlo íntimamente.
Saber cómo funciona nuestra mente significa conocernos a nosotros mismos y las más de las veces, saber protegernos de ella y de nuestros pensamientos.
También nos permite mirarnos en un espejo virtual que nos devuelve el reflejo de aquello que ven los demás al interactuar con nosotros.
Así pues, entremos en el fascinante mundo del Cuerpo Mental.
Éste cuerpo está compuesto de CONSCIENCIA, MENTE CONSCIENTE, MENTE INCONSCIENTE y CEREBRO.
Veamos primero las principales diferencias entre "cerebro" y "mente".
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