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"Todo el mundo dice 'pero te ves muy bien', ya sabes, 'te ves genial' y 'no hay nada malo, no seas tonta' ... Tal vez si hubiera recibido ayuda antes, si alguien lo hubiera identificado y tratado más seriamente, las cosas habrían sido mejores"
La depresión es un trastorno frecuente, que se manifiesta y desarrolla en pocas semanas. Apatía, malestar, tristeza y ganas de no levantarse son algunos de sus síntomas. Según la OMS otros trastornos que causa también son "la presencia de tristeza, la pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración". Entre el 10 y el 15% de los seres humanos la experimentará en algún momento de sus vidas.
Este trastorno está muy presente en la vida laboral. Lo más difícil es concienciar a empleados y empleadores de la existencia soterrada de este problema que resta eficacia a las organizaciones en el uno contra uno contra su competencia.
Los costes totales asociados a la depresión representaron a empresas y al Sistema Nacional de Salud Europeo en 2016, el 1% del PIB (Producto Interior Bruto). Además, el coste indirecto de la pérdida de capacidad de los trabajadores enfermos y del absentismo laboral por este motivo en Europa, se cifra en 92.000 millones de euros/año, lo que dobla los costes ocasionados por las bajas por motivos cardiovasculares.
En muchas ocasiones, la depresión se vuelve crónica, sobretodo si no cambian las circunstancias que la provocaron. Esa situación dificulta sensiblemente el desempeño en el trabajo y en la capacidad para afrontar la vida diaria. En el ámbito profesional, esta enfermedad se vive en silencio, puesto que conlleva un estigma social que pone en peligro el puesto de trabajo.
En ese ámbito laboral, la depresión representa una de las primeras causas de absentismo y pérdida de productividad. Además, incrementa el riesgo de accidentes laborales, y afecta a todo el Sistema Nacional de Salud de los estados. Muchas veces los directivos con depresión son personas que han accedido a sus cargos sin la preparación adecuada en ámbitos como la gestión de equipos humanos, o habilidades directivas, lo que pueden convertir a un brillante profesional, en una persona con baja autoestima, y con dudas sobre su desempeño futuro. No en vano, el estrés se define como:
"Una situación (temporal o continuada en el tiempo), en la que las demandas de esa situación, exceden las capacidades de la persona afectada para afrontarla con éxito"
Esto ocasiona que el/la profesional pase por las tres “Fases del Estrés”, a saber:
Cuando alguien asume un nuevo puesto de responsabilidad, en caso de que los “skills” necesarios para el liderazgo de equipos, no formen parte de las fortalezas del trabajador, sus miedos se retroalimentarán en bucle, provocando tristeza e inseguridades, pudiendo degenerar en una depresión crónica.
Según la presidente de Global Alliance of Mental Illness Advocacy Networks-Europe (GAMIAN), Hilkka Kärkkäinen;
“La depresión se convertirá en la principal causa de carga de enfermedad para 2030. Y los servicios de salud mental ordinarios, no están preparados en absoluto para dar un servicio adecuado a tal cantidad de personas afectadas por esta devastadora enfermedad”
Principal causa de la carga de enfermedad en los países de altos ingresos y se estima que costará al Área Económica Europea bastante más de esos 92 mil millones de euros cada año.
“Aunque la depresión puede tratarse y prevenirse, al menos, el 75% de todas las personas que sufren de depresión mayor no reciben el tratamiento adecuado. Sin embargo, no es suficiente simplemente ampliar los servicios, es igualmente importante crear conciencia, desarrollar la comprensión y reducir el estigma ", dijo la Dra. Zsuzsanna Jakab, Directora Regional de la OMS para Europa.
España es el cuarto estado de la comunidad europea con más casos de depresión, afectando en 2018 a más de dos millones de personas, (solo en Alemania ya son 4.000.000 los afectados). Se estima que solo en España, el 10,7% de la población consume tranquilizantes con receta o sin receta (13,9% en mujeres y 7,4% en hombres).
Cada episodio depresivo incrementa el riesgo de una recaída posterior en aproximadamente un 60% según el estudio E. Castellón Leal et al. Casi todos los enfermos de depresión, tendrán otro episodio a lo largo de su vida.
“Reducir las recaídas sigue representando un reto en el tratamiento contra la depresión”
Un poco de estrés es positivo, puesto que mantiene a la persona focalizada en sus objetivos y alerta ante cualquier input que ayude a cumplirlos.
Cuando en el clima organizacional de la empresa se sobrepasa un determinado nivel de estrés sistémico, entonces empieza el estrés malo, denominado “distrés”, y ahí es cuando la campana de Yerkes -Dodson empieza a anunciar un rápido decrecimiento de las habilidades cognitivas de los trabajadores, y empieza el síndrome de “burn-out”.
El trabajador se va “quemando”, y sus habilidades cognitivas y sociales van cayendo en picado hasta desaparecer. Las personas con trastornos mentales leves tienen entre 2 a 3 veces más posibilidades de quedarse en el paro que un trabajador sin ellos.
Este cuadro de enfermedades o trastornos derivados de un excesivo desempeño, fue descrito por vez primera por Herbert Fredenberger en su libro “Burnout: The High cost of High Achievement” (1974).
Para el empresario, el coste de un trabajador no detectado con depresión, es casi del doble, de un paciente ya detectado, tratado y en remisión. Tanto en costes directos como en costes por pérdida de productividad laboral (1.842 € VS 991,4) (E. Castellón Leal et al). Y hay quien dice que en los últimos años, esa diferencia económica en el rendimiento entre un trabajador diagnosticado precozmente, o un trabajador con una depresión enquistada, va ampliándose.
Entonces la cuestión es “¿es negativo convivir con un trabajador con depresión?”, la respuesta es: “siempre es peor tenerlo y que no esté diagnosticado, ni ese trabajador sea consciente de su situación, o no tenga herramientas suficientes para salir de su depresión”, sobre todo si con su know-how, aporta mucho valor a la organización. Cuanto más importante es un trabajador, más crucial será velar por su desempeño óptimo a lo largo del tiempo.
Una persona con trastorno depresivo normalmente continúa en su puesto, pero con una importante reducción de la cantidad y calidad de su trabajo realizado (presentismo). La mitad de los pacientes que han sufrido esta enfermedad, han visto mermada su capacidad productiva. Esto se atribuye en un 80% más a una mala ejecución y organización del trabajo, que a la ausencia del mismo. El enfermo no diagnosticado de depresión, pierde un 25% de sus jornadas laborales, en contra de un 3% de un trabajador medio.
¿CÓMO PUEDE AYUDAR EL MINDFULNESS?
En un trabajador con depresión, lo primero que sufre es la función ejecutiva, el pensamiento abstracto, la memoria y la capacidad de planear una tarea. Por eso es tan importante, de cara a la retención de talento y de cara al interés general de la empresa, proponer autodetecciones del nivel de implicación y motivación de sus colaboradores.
“Las grandes compañías cuentan con pocos programas de apoyo, promovidos por sus departamentos de capital humano, orientados a ayudar a los trabajadores que sufran, o estén empezando a sufrir una depresión. A pesar de la magnitud del problema, uno de cada 3 directivos reconoce que no disponen de apoyo formal ni recursos para afrontar las dificultades de los empleados con depresión”
La mayoría de expertos en recursos humanos manifiestan que no se encuentran cualificados para afrontar la depresión ni disponen de recursos para ello. No estaría entonces de más, promover iniciativas o programas que permitan concienciar y ayudar a los empleados y empleadores a reconocer y manejar la depresión (o la falta de motivación), en los lugares de trabajo. 3 de cada 4 personas que sufren gran depresión, no reciben los tratamientos adecuados.
En Mindfulness se trabajan una serie de skills que ayudan a subsanar los puntos débiles en la realidad del afectado, y en potenciar los puntos fuertes.
Los puntos en los que la empresa y el trabajador se ven beneficiados con un curso de Mindfulness son:
Todo eso ayuda a los empleadores a detectar precozmente aquellas personas que están pasando por un mal momento, y abre los ojos a los participantes en el curso a ver con mayor ecuanimidad su propio estado actual.
A pesar de que las consultas sanitarias cada vez están más llenas de pacientes que se atreven a afrontar el estigma social de la diagnosis de depresión, según las conclusiones del informe sobre salud mental European Framework for Action on Mental Health and Wellbeing, de enero de 2016, una de cada dos personas con depresión, aún no han sido diagnósticadas.
Eso significa que el 50% de las personas con depresión, no saben que la tienen. Y por lo tanto, no se están tratando para combatir la enfermedad.
Solo afrontando el problema será posible empezar un tratamiento de forma precoz, lo que contribuirá a su mayor eficacia, y a minimizar los riesgos de pérdida de talento en la organización para el empleador, y de situación de conflicto/crisis futura para el empleado.
Los costes de tratar la depresión son mucho menores que las consecuencias de no hacerlo
El Mindfulness es una forma de proporcionar a las personas participantes en los cursos, un auto-diagnóstico adecuado para chequear el estado de ánimo y su propia gestión emocional, y (mejorarla en caso preciso). Eso redunda de paso en una mayor alegría de vivir, y una motivación diaria para levantarse de la cama con ilusión y energía.
UNA FORMA MÁS DE RETENER TALENTO EN LAS ORGANIZACIONES
Además del salario en nómina, la retención del talento pasa por discutir oportunidades para el crecimiento personal y profesional del trabajador. Para fomentar el aprendizaje, dentro del modelo 70:20:10 (70% capacitación laboral, 20% aprendizaje de otros, y 10% cursos de capacitación), al profesional puede ofrecérsele un curso de 30 horas de Minfulness como una forma de retribución no salarial, o como un complemento en la formación personal de cada participante (formación continua).
EL AUTOR: Luis Boleda, es empresario, ex International Sales Manager, y en la actualidad, instructor en Mindfulness. Experto en meditación y gestión emocional, colabora habitualmente con Empresas, Instituciones Públicas, Centros de Enseñanza y Asociaciones de Mujeres.
El abordaje de la depresión en el ámbito del trabajo - https://www.semst.org/archsubidos/20170619_3f01_INFORMEDEPRESIONLUGARDETRABAJO.PDF
EFECTOS FÍSICOS DEL ESTRÉS: EL ENEMIGO SILENCIOSO
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