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El Doctor Shinya ya nos lo advirtió en el libro "La Enzima Milagrosa".
1. Sólo tenemos 4 caninos por 20 molares: eso significaría que hay una desproporción muy grande entre la mecánica de "corte y arrastre", y la fase de "prensado y rumiación".
Los carnívoros no tienen molares lisos y no mastican, sino devoran pedazos grandes hacia el estómago sin masticar (como hacen los perros, tigres y leones). Además, ni nuestros caninos, ni nuestros incisivos son realmente puntiagudos (como los de los carnívoros).
2. No tenemos garras: los carnívoros que existen en la naturaleza disponen de garras para bloquear a sus presas mientras las devoran o ayudarles a hacerlas caer en carrera.
3. Nuestro estómago es grande: en comparación a un carnívoro nuestro estómago es más largo que el de una vaca (12 veces el tamaño de nuestro cuerpo por 10 el de la vaca). El de un león solo es 3 veces más largo que su cuerpo. Los intestinos de los carnívoros son cortos porque la carne en descomposición se pudre rápido, generando toxinas que no deben ser absorbidas.
Por eso los carnívoros expulsan heces cada 2/3 horas.
Especial atención merece el tamaño de nuestro CIEGO, (el callejón sin salida que desemboca en el apéndice). Es la primera porción de nuestro intestino grueso que tiene la función de recibir alimento no digerido y en estado acuoso procedente del intestino delgado.
El tamaño del gráfico es orientativo, puesto que en humanos no es tan grande, vendría a ser un término medio entre los carnívoros y herbívoros.
4. Los carnívoros no transpiran: el mecanismo de regulación de temperatura corporal de un carnívoro es por la lengua (como nuestros perros). Los carnívoros no tienen millones de poros en la piel que sudan (como las vacas o los humanos). Entonces, si sudamos, quizá no seamos carnívoros.
5. La saliva de carnívoro es diferente a la nuestra: Tiene un contenido mucho más ácido, y más patógenos bacterianos (por eso las mordeduras de perro se infectan enseguida). Además no contienen ptielina como la saliva de herbívoros y humanos. La ptielina es una enzima amilasa que empieza la digestión de los hidratos de carbono ya en la boca, con la salivación.
CONCLUSIÓN: Aunque muchas industrias nos quieran convencer de lo contrario, el ser humano es mucho más fitófago (herbívoro) que carnívoro.
Si la evolución humana durante millones de años no nos ha preparado metabólicamente y estructuralmente para ser comedores compulsivos de carne, por algo será.
Tal y como advierten los especialistas:
6. LA GRASA DE LA CARNE no creció a temperatura corporal humana de 36,5 grados centígrados.
Las grasas saturadas (las malas) son abundantes en la carne y nos provocan triglicéridos altos y colesterol.
Eso significa además que al comer carne de otros animales, nuestro cuerpo (habitualmente más frío que el de los animales de granja) sufre lo indecible para absorber dicha grasa animal (no se derrite fácilmente), con el riesgo de que esa grasa quede pegada a los vasos sanguíneos y arterias, provocando disminución de la circulación sanguínea, mala irrigación y mala absorción de los nutrientes.
La grasa de los animales se acumula en nuestras arterias al no poder ser derretida totalmente a través de la digestión. La temperatura corporal normal de todas las aves (pollos, pavos, gallinas) es de unos 41-42º C. (nuestra temperatura de enfermos graves). La del cordero, ternero, cabra, oveja y del cerdo 39-40ºC.
Además, según el libro "La Enzima Milagrosa", a partir de los 45 años (o antes), el cuerpo ya no dispone de aquellas enzimas que nos ayudaban a digerir mejor la carne y evitar los efectos perjudiciales que ésta provoca en nuestro organismo. Simplemente se van terminando con la edad, dependiendo del desgaste que le hayas dado a tu cuerpo y tus hábitos de vida.
7. LA SANGRE: los animales también tienen grupos sanguíneos diferentes.
Para los que tienen costumbre de comer carne cruda o poco hecha, recordar que cuando la sangre de la carne de ese animal entra en nuestro cuerpo, primero, no tiene nuestro propio grupo sanguíneo, (no es un inconveniente grave puesto que va al estómago, no a nuestro corriente sanguíneo), y, segundo, entra ya coagulándose.
Evidentemente, no es tan peligroso comérsela, como inyectársela directamente en vena, pero también tiene sus riesgos.
Según Katherine Ramsland en su libro "La ciencia del Vampiro" :
"Introducir sangre en nuestro organismo via oral es tóxico para el organismo humano debido a su alto componente en hierro, provocando hemocromatosis si la ingesta es periódica, (constante en el tiempo)".
Para nuestro organismo, el hierro sobrante es un mineral muy difícil de eliminar.
8. LA CARNE Y LOS ANTIBIÓTICOS
Como ya hemos avanzado y a estas alturas todo el mundo ya debería saber, la carne y la sangre de animal de granja tiene un alto contenido en antibióticos. El 80% de toda la venta de antibióticos en el mundo va a parar a la industria cárnica.
Ya casi no quedan cepas de antibióticos que puedan realmente contener a las bacterias. Eso baja nuestras posibilidades de sobrevivir a infecciones de hospital, infecciones por cortes, por meningitis, por hongos, etc... Recordemos que antes del descubrimiento de los antibióticos se podía morir por el pinchazo de una rosa, como le pasó al poeta Rainer Maria Rilke.
No somos lo que comemos sino lo que aborbemos y digerimos.
Otra razón de peso para no abusar de la carne, es que los antibióticos que lleva, matan la flora bacteriana de nuestro estómago.Y ya sabemos que digerir mal los alimentos es muy parecido a no comerlos.
En el estómago es donde se encuentra el 90% de nuestra serotonina, responsable de nuestros estados de ánimo. Si la flora bacteriana desaparece, nuestros procesos de absorción de nutrientes y nuestra serotonina desaparecen con ella.
9. Comer carne provoca acidificación corporal
En el proceso de descomposición de proteína cárnica, nuestro cuerpo precisa de un medio muy ácido, lo que afecta al equilibrio electrolítico del organismo y a la larga termina provocando osteoporosis. La digestión exigente de la proteína cárnica, va quitándole al cuerpo; calcio, magnesio, sodio y potasio de huesos, uñas, etc...
Los residuos en forma de putrefacciones intestinales, además provocan acumulaciones de ácido úrico y sobrecarga en hígado o riñones.
Este dato se convierte en una ventaja evolutiva para los que sí son vegetarianos, puesto que la clorofila y la clorofilina, uno de sus compuestos derivados, son consideradas sustancias anticarcinogénicas y antimutagénicas.
La molécula de la clorofila y la hemoglobina de nuestra sangre son extraordinariamente parecidas y por lo tanto, altamente compatibles.
Además de combatir radicales libres, protegen contra ciertas toxinas celulares (nitrosaminas, aflatoxinas e hidrocarburos), inhiben el crecimiento celular tumoral (carcinogénesis) y pueden mejorar los efectos secundarios de algunos fármacos.
Quizá no sea tanto que los alimentos muy verdes (junto con semillas, frutos, y en menor medida cereales), sean alimentos buenos, sino que puede que sean los únicos "alimentos verdaderos", (puesto que además coincide que son altamente alcalinos)
LA CARNE Y SUS RIESGOS
Vaya por delante que nuestra plataforma solo tiene por misión recabar datos científicos que puedan ayudar a equilibrar, o que contribuyan a desequilibrar, nuestro organismo. Así todo el mundo puede tomar las decisiones que considere más oportunas sobre los temas que le afectan a cada uno a nivel de salud.
El acceso universal a comer carne de forma constante sólo ha sido barato y al alcance de todo el mundo, en los últimos 100 años. El homo sapiens tiene entre 270.000 y 300.000 años de historia, y complementaba la caza con recolección de frutas, bayas, pescado, verduras, frutos secos y raíces.
Ese largo periodo de tiempo, nos ha diseñado a lo largo de la historia para ser biológicamente como somos en la actualidad.
En tiempos de la Edad Media, sólo podían comer carne de forma constante y regular, los miembros de la nobleza, personas con grandes recursos económicos o familias ganaderas. Matar una pieza de caza perteneciente a un noble se pagaba con la muerte. En los pueblos no todos tenían ganado, y solamente se comía carne durante los días posteriores a la "matanza" del cerdo o en fechas señaladas. En la actualidad, el hecho de comer carne se ha convertido en cotidiano, pero eso no significa que no tenga sus riesgos
¿QUÉ SABEMOS CON CERTEZA?:
Las consecuencias del consumo de carne roja sin tomar consciencia de sus peligros, han sido analizadas por instituciones tan prestigiosas como el IARC, organismo médico dependiente de la OMS (Organización Mundial de la Salud). De momento, las carnes rojas tratadas y procesadas (como frankfurts, hamburguesas, salchichas varias, etc…), han sido denominadas por la IARC como “cancerígenas” (cáncer colorrectal, páncreas).
Así que todo el mundo las come bajo su propia responsabilidad.
Exactamente como otros hábitos nocivos para la salud.
Por todo lo anteriormente descrito, es mejor conocer el listado FELITIA de alimentos alcalinos y obrar en consecuencia de lo que aquí habéis leído. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.
Fuentes:
"Carcinogenicity of consumption of red and processed meat" - The Lancet
La Wifi de Dios - Guía práctica para una espiritualidad útil
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