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La glándula pineal se identifica comúnmente como la antena que recibe la consciencia, (como decía Descartes) o, al menos, donde se encuentra el punto donde se produce la comunicación de la consciencia con el cuerpo físico.
Así que posiblemente, ése sea el punto desde donde la consciencia/mente se vaya despegando del cuerpo físico en un viaje astral.
En el apartado de la glándula pineal ya hemos hablado sobre la creencia tibetana de que la fuerza vital (que contiene el conjunto compuesto por: la Consciencia/Alma + Espíritu divino) abandona el cuerpo humano en el momento de la muerte, a través del Agujero de Monro o "apertura brahmánica", tal y como está escrito en el "Libro Tibetano de los Muertos".
Esa información coincidiría con algunos viajeros astrales que en ocasiones ven a las personas dormidas en sus camas pero con dos cabezas, una corpórea apoyada en el colchón, y la otra perteneciente al cuerpo astral, un poco levantada.
O con aquellos que describen el proceso de separación del cuerpo astral de su contenedor físico, como si una goma retráctil empezara a contraerse desde los pies a la cabeza, saliera poco a poco a presión como una sustancia densa por la misma, y cayendo al suelo como humo líquido, adoptara paulatinamente la forma física habitual, poniéndose por último en pie.
A partir de ese momento, y según los que practican este tipo de viajes astrales, hay dos tipos de destinos, el local y el astral:
"El Escenario I es el más creíble. Lo componen las personas y lugares que existen verdaderamente en el mundo material y conocido en el mismo momento del experimento. Es el mundo representado para nosotros por nuestros sentidos físicos, el que la mayoría de nosotros estamos seguros de que existe. Las visitas al Escenario I, mientras se está en el Segundo Cuerpo, no deben contener seres, hechos o lugares extraños"
La Consciencia se topa con la circunstancia de que ahora ya no dispone de dos vehículos operativos, sino uno solo, el más sutil (o cuerpo astral).
Entonces el cuerpo astral (la botella) debe viajar a entregar el alma-consciencia (el contenido) que nos define como individualidad, a donde sea que vayan, (les aseguramos que si lo supiéramos lo diríamos), pero ¿alguien lo sabe con certeza?.
Y, una vez entregada la consciencia, el cuerpo astral queda ahora convertido en una carcasa (ahora vacía de su contenido principal), que en ocasiones vuelve para recordar los lugares por donde transitó en su existencia terrenal, hasta que se le termina la 'batería' (sin la energía del espíritu).
Este es el origen de los "fantasmas", espectros, almas desencarnadas, en definitiva, cuerpos astrales apegados a la materia.
"El cuerpo astral sobrevive largo tiempo al físico, pero con el tiempo llega a desintegrarse completamente. Sucede a menudo que merodea por el lugar donde yace el cuerpo físico, pudiendo ser confundido con el espíritu de la persona fallecida, aunque sólo se trata en realidad de una simple envoltura, un recubrimiento exterior más fino que el físico, del verdadero espíritu"
En otras líneas de pensamiento, a estos cuerpos sutiles en proceso de desintegración, se les llama "cascarones humanos" explicados en el punto número 6 del siguiente artículo.
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