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Vivieron en el "paneremos", el desierto profundo de Egipto.
Básicamente con su arriesgado y exigente estilo de vida, pretendían cinco objetivos fundamentales:
1. "APATHEIA": Para los Padres del Desierto la "apatheia" estaba relacionada con la total liberación personal de las emociones, y tomar el control consciente de las reacciones y de las inquietudes personales.
En resumen, conseguir el pleno desapasionamiento y la corrección de las propias deficiencias o neurosis.
Concepto muy parecido al llamado 'desapego' de los monjes tibetanos, pero nada que ver con la palabra 'apatía' actual, concepto más relacionado con la 'desmotivación'.
2. "HESEQUIA" (hesyquia): paz interior a través del silencio y de la quietud. Por eso los practicantes del silencio también son llamados “Hesicastas”. Eliminar la excitación y 'poner la atención' allí donde se necesita realmente, lejos de las distracciones innecesarias.
'Hesicasmo' significa 'quietud', ''silencio'', o también 'paz interior'. Aún hoy en día, existen hesicastas practicantes en el Monte Athos ("Ágion Óros" que en griego significa "montaña sagrada").
3. "METANOIA" (literalmente "más allá de la mente"): O sea, parar la mente, concepto muy actual que ahora utilizamos para luchar contra el "overthinking" (pensar demasiado) o "procastinación" (retrasar decisiones o trabajos importantes una y otra vez).
'Metanoia' significa también, conversión, en el sentido de "Renuncia a uno mism@", para darse totalmente a la Divinidad (punto 5).
4. "NEPSIS" (o nipsis; griego: νῆψις) es una idea importante en la teología cristiana ortodoxa, considerada el sello distintivo de la santidad. Es un estado de vigilancia o sobriedad adquirido después de un largo período de catarsis.
5. La "PUREZA DE CORAZÓN" para conseguir una unión mística* con Dios. Renovación completa de sí mism@ para alejarse del ego, del mundo de las distracciones y buscar la vida verdadera fundiéndose a la Divinidad
"Yo anhelo solo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión" - San Juan Clímaco
Así pues, el fin último que perseguían era llegar al pleno auto-conocimiento y la unión mística con Dios*, a través del silencio, la oración contínua, la quietud y el autocontrol, y todo eso en armonía con la Creación (naturaleza, animales, etc...).
* "Unión mística" es la expresión cristiana para designar esta inmersión en lo Uno cósmico, transmental y transpersonal - Willigis Jäger
Las características principales del movimiento hesicasta que cualquiera puede imitar para el "FUGA MUNDI" y así alejarse, (aunque sea puntualmente), del "mundanal ruido" son:
- La SOLEDAD: como medio para huir del mundo ilusorio (dokos) (maya/matrix). El mismo Einstein creía firmemente en dicho concepto de mundo ilusorio versus una realidad-real invisible a ojos del profano.
- El SILENCIO: para obtener el don de la revelación y el don de la profecía. Los hesicastas meditaban con la cabeza agachada, mirándose fíjamente el ombligo ("omfhalós" en griego, por lo que también era llamado onfaloscopía (contemplación del ombligo). El ombligo es señalado por varias tradiciones como el "centro de energía vital", donde se acumula la energía o prana.
- La QUIETUD: para conseguir el control de los pensamientos y la ausencia de las preocupaciones (con la sobriedad).
- Lucha contra la "ACEDÍA". Definida como una tristeza indefinible, una situación anímica que no te permite tener ilusión por nada (un "paso de todo", o "todo me da igual"). La acedía inicialmente era uno de los 8 pecados capitales (los 8 vicios malvados de Evagrio Póntico), y fue omitido por el Papa Gregorio Magno. Ahora se le puede identificar más o menos como "depresión".
- El RECUERDO CONSTANTE DE LA MUERTE: como forma de huir de la ambición desmedida de las cosas materiales. Memento mori, (recuerda que vas a morir) fue una frase que se recordaba al emperador romano para que no se endiosara y que sirve a la sociedad actual a pensar en la muerte inevitable como antídoto contra el olvido de las cosas realmente importantes de la vida (amor a uno mismo, a la familia, a las amistades y a la Divinidad).
- La PLEGARIA CONTINUA: como método para resistir la idea de abandonar su misión, y parar la mente con la rememoranza de Dios, máxima protección contra las tentaciones que les enviaban los demonios (físicos y mentales), que habitaban el desierto.
Aun con dichas armas, los objetivos no eran fáciles de conseguir. Para llegar a la unión mística con Dios se autoimponían una serie de pruebas a cual más difícil, (a cual más incomprensible ante nuestros ojos modernos).
Pasemos a ver algunas:
1. ERAN GENTE DURA
Las enfermedades mentales no existían para ellos. Lejos de las neurosis que afectan al mundo moderno, los padres del Desierto, fueron personas equilibradas, ponderadas, cordiales y afables, con un criterio justo y ecuánime, fruto de sus durísimas prácticas ascéticas.
Aconsejaban a todo aquel que les pedía asesoramiento y ayuda moral o espiritual.
Para llegar a ese estado, previamente se machacaban en su gimnasio particular el "paneremos", (desierto profundo), territorio hostil donde se sometían a todo tipo de pruebas para "endurecerse". Pero había quien no tenía suficiente con el ascetismo extremo. En las montañas del desierto siríaco se dieron casos extremos de maltrato del cuerpo material como forma de llegar a Dios.
1. Algunos de ellos no dormían, los llamados "Acemetas" ("los que no duermen"), cuyo máximo exponente sería el ex-soldado, Alejandro el Acemeta. Se turnaban para poder rezar todo el tiempo la "laus perennis", la recitación continua del oficio divino. En palabras de Jesús: "Es preciso orar todo el tiempo y no desfallecer" - Lucas 18, 1
2. Otros vivían siempre de pie, los "Estacionarios", sin acostarse nunca, sin hablar, durmiendo atados a postes, o desde cuerdas colgadas en el techo.
3. Los "Hipetras" eran hombres y mujeres que vivían en estancias sin techo, con lo cual sufrían el calor abrasador durante el día, y el frío intenso del desierto por la noche. El hipetra Marón es uno de los más famosos. Muchos ocupaban las cimas de las montañas de Siria, donde anteriormente habían existido templos dedicados a los demonios.
4. Otros vivían subidos a los árboles, los llamados "Dendritas". En el santoral ruso aún se encuentran varios de este tipo.
5. Pero los que se llevaron la palma fueron los "Estilitas", como pasaremos a ver ahora, o sea, los que se subían a lo alto de una columna ("stylos" en griego) para pasar sus ultimos días, meses o años en penitencia.
2. LA RENUNCIA TOTAL: LOS “ESTILITAS”
Los más puristas de entre ellos vivieron en los montes de la Cirrética siria, como refleja Teodoreto de Ciro en su "Historia de los monjes de Siria", lugar donde empezó la costumbre de vivir en cercados de piedras sin techo, o sobre columnas para purificar el cuerpo. A esos ascetas que pasaban su vida sobre una columna, se les llamó “estilitas”.
Se dice que el primero de ellos llamado Simeón (en el grabado), pasó los últimos 20 años de su vida en la colina de Qal'at Siman, en lo alto de una columna de 32 metros de altura, con una barandilla en lo alto para evitar caerse en sueños.
Todas las tardes una multitud de personas se congregaba a los pies de su columna y le explicaban sus problemas, a lo que el santo respondía desde lo alto dando consejo. Los "estilitas" y los "hipetras" eran de los más duros de las montañas de Siria...
De otro hipetra llamado Jacobo, cuenta Teodoreto de Ciro:
"En este lugar vive expuesto a las miradas de todos los que pasan pues, como he dicho, no tiene gruta, ni tienda, ni choza, ni cercado, ni empalizada que le proteja. Por ello se le puede contemplar cuando reza, cuando reposa, de pie, sentado, con buena salud o presa de cualquier enfermedad"
3. FIN DE LA EXTREMA SOLEDAD
Posteriormente, debajo de la ladera donde San Antonio tenía su cueva, se fueron fundando las primeras comunidades monacales. En el año 323 d.C, el abad Pacomio fundó unos monasterios junto a Tabennisi, en Egipto y luego otro en Phou, cerca de Luxor. Los ermitaños seguían a Antonio y continuaron su vida en solitario, y los que preferían vivir en comunidad, seguían el modelo propuesto por la "Regla" de Pacomio.
Ambas opciones compartían la renuncia total a su anterior vida cosmopolita y mundanal. Algunos monasterios llegaron a tener hasta 4.000 monjes y monjas (separados en dos alas), compartiendo vida monacal, tal fue el éxito de ese estilo de vida en la humanidad del siglo IV
“Todos eran un solo corazón y una sola alma, y lo tenían todo en común” - Hechos 4, 32
Los monjes se tomaban la lucha contra el mal muy en serio. La primera comunidad cristiana de la que se tiene constancia fue el Monasterio de San Antonio (foto superior y derecha), una verdadera fortaleza rodeada por murallas para no dejar entrar al demonio, y en la que todo visitante que quisiera entrar, solo podía hacerlo subiendo por una cuerda.
Cinco siglos después, el monasterio seguía albergando una comunidad de monjes, una especie de pueblo en el que cada casa es ocupada por un solo monje.
4. JUNTOS PERO NO REVUELTOS
En la antigüedad, los monjes de los monasterios solo salían de su soledad el domingo, ya sea para rezar conjuntamente, o para hablar con el Abad (título que proviene de ABBA, tal y como llamaba Jesús a Dios, una expresión que utilizaban los niños para referirse coloquialmente a sus padres (una especie de “papá”)).
“Ese comentar temas con el abad, no se trataba de una “confesión”, sino de un acompañamiento espiritual” – Anselm Grün
Los ascetas fueron el núcleo de cada monasterio en años venideros. Vidas de auto abnegación dedicadas a Dios, que congregaban a unos cuantos monjes alrededor del asceta, estableciéndose una comunidad (personas que tenían "algo en común"), también llamada “cenobio”.
Luis Boleda es el coordinador espiritual de FELITIA GLOBAL COACHING®, instructor en Mindfulness y autor del libro "La Wifi de Dios"
SAN ANTONIO ABAD - Contigo empezó todo
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